Muchos de nosotros somos conscientes de que dejar correr el agua con el grifo abierto, mientras nos lavamos los dientes o nos enjabonamos en la ducha, es un despilfarro.

Cada vez nos preocupamos más de las repercusiones que tienen nuestros gestos cotidianos en el medio ambiente.

Pero la mayoría no tenemos ni idea de la cantidad de agua necesaria para producir nuestros alimentos y productos de primera necesidad. Por ejemplo, ¿sabíais que para producir un kilo de carne de ternera se necesitan 16.000 litros de agua? ¿O que para tomarnos una simple taza de café han sido necesarios otros 140 litros?

Es evidente que debemos optimizar la gestión de los recursos hídricos, pues, de lo contrario, acabaremos agotándolos.  Y aunque esta gestión corresponde a los gobiernos, los ciudadanos tenemos un papel fundamental.

Somos responsables del uso que hacemos a diario de esos recursos, y por ello conviene que tengamos en cuenta una serie de medidas para reducir el consumo de agua en los hogares y las empresa y hacerlo más eficiente.

Pero también somos corresponsables de la gestión global de esos recursos, y tenemos la obligación de exigir a nuestros dirigentes una gestión correcta y cada vez más eficiente de estos recursos tan limitados.

Para conocer el uso de agua, tanto directo e indirecto, que se realiza por parte de productores y consumidores, idearon un indicador denominado HUELLA HÍDRICA.

 “La huella hídrica de un individuo, comunidad o comercio se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad, así como los producidos por los comercios”.

La huella hídrica de España es de 2.325 metros cúbicos por habitante al año, cifra similar a la de países como Estados Unidos, y muy superior a la de China o Japón, por ejemplo. Si quieres conocer tu huella hídrica, puedes hacerlo aquí.